El drenaje biliar duodenal es un procedimiento poco utilizado que en ocasiones puede ser útil en el diagnóstico de cálculos biliares. Este raro procedimiento ha dejado de usarse desde finales de la década de 1940.
Para el drenaje biliar duodenal, se pasa un tubo delgado de plástico o caucho con varios orificios en la punta a través de la fosa nasal anestesiada del paciente, baja por la parte posterior de la garganta, a través del esófago y el estómago, y hacia el duodeno, donde los conductos biliar y pancreático ingresan al intestino delgado. Esto se logra con la ayuda de la fluoroscopia, un tipo de rayos X. Una vez colocado el tubo, se inyecta por vía intravenosa una hormona sintética relacionada con la colecistoquinina. La hormona hace que la vesícula biliar se contraiga y expulse su bilis concentrada hacia el duodeno. Luego, la bilis se succiona a través del tubo y se examina bajo un microscopio para detectar la presencia de partículas de pigmento y colesterol.
Una modificación del drenaje biliar duodenal implica la recolección de bilis a través de un endoscopio en el momento de una endoscopia gastrointestinal superior, ya sea por EGD (esofagogastroduodenoscopia) o por ERCP (colangiopancreatografía retrógrada endoscópica).
Los cálculos biliares comienzan como partículas microscópicas de colesterol o pigmento que aumentan de tamaño. Una vez que las partículas crecen lo suficiente como para convertirse en cálculos biliares, pueden obstruir los conductos biliares y causar problemas. Está claro que algunas personas que desarrollan los síntomas y las complicaciones de los cálculos biliares (cólico biliar, colecistitis o pancreatitis) solo tienen estas partículas microscópicas en la vesícula biliar, partículas demasiado pequeñas para obstruir los conductos biliares.
Hay dos posibles explicaciones de cómo podría estar ocurriendo la obstrucción en esta situación. La primera es que un pequeño cálculo biliar obstruyó los conductos biliares pero finalmente pasó a través de los conductos biliares hacia el intestino. La segunda es que las partículas que pasan a través de los conductos biliares "irritan" los conductos, causando espasmo del músculo dentro de las paredes de los conductos (lo que obstruye el conducto) o causando inflamación del conducto de manera que la pared del conducto se hincha (lo que también obstruye el conducto).
Los riesgos para el paciente del drenaje biliar duodenal son casi inexistentes. No ha habido informes de reacciones a la hormona sintética. No obstante, la presencia del tubo en la garganta resulta incómoda durante los 30-60 minutos que son necesarios para realizar la prueba.
Una vez más, han pasado décadas desde que el drenaje biliar duodenal fue el estándar médico. Aún así, puede ser útil para diagnosticar problemas relacionados con los cálculos biliares cuando otras pruebas, como la ecografía, no han demostrado cálculos biliares, pero existe una alta sospecha de que los cálculos biliares son la causa del problema del paciente. Las partículas de colesterol o pigmento sin cálculos biliares pueden estar presentes en personas que no tienen problemas médicos o problemas que no se deben a cálculos biliares. No está claro si estos individuos en última instancia son más propensos a desarrollar cálculos biliares. Debido a que tales individuos existen, también es importante no asumir que las partículas significan que los cálculos biliares son la causa de un problema médico. El problema médico y sus síntomas deben ser típicos de los tipos de problemas causados por cálculos biliares.