Lo más probable es que un médico le diagnostique SII si ha tenido diarrea o estreñimiento durante más de seis semanas.
Es fundamental comprender que el síndrome del intestino irritable (SII) es un conjunto de síntomas y no una enfermedad. El estreñimiento y la diarrea regulares pueden ser síntomas de advertencia del SII.
- Lo más probable es que un médico le diagnostique SII si ha tenido diarrea o estreñimiento durante más de seis semanas .
- Muchas personas con SII experimentan molestias o dolores abdominales tipo cólico que aparecen y desaparecen y fluctúan con la función intestinal (por lo general, se alivian después de defecar).
- Si experimenta estreñimiento, indigestión o diarrea cuando está estresado y sus síntomas (aunque aún están presentes) son más leves cuando está tranquilo, es posible que tenga SII.
Sin embargo, debido a que no existe una forma única y definitiva de diagnosticar el SII, es posible que reciba un diagnóstico de un médico pero no de otro.
Los síntomas del SII pueden ser extremadamente incómodos, incluso dolorosos, y tener un efecto significativo en su calidad de vida.
Las personas con SII pueden experimentar uno o más de estos 11 síntomas:
- Dolor abdominal
- calambres
- Exceso de gas
- Distensión (o hinchazón) del abdomen
- Cambios en las deposiciones (diarrea o estreñimiento)
- Sensación de esfuerzo al defecar
- Cambio en la frecuencia o sensación de que la deposición es incompleta
- Mucosidad en las heces
- Urgencia fecal (especialmente después de las comidas)
- Sentir que no ha vaciado completamente sus intestinos después de ir al baño
- Aumento del gorgoteo intestinal o sonido retumbante
Los seis signos y síntomas graves del SII incluyen:
- Pérdida de peso
- Sangrado rectal
- Anemia por deficiencia de hierro
- Dolor continuo que no se alivia expulsando gases o defecando
- Náuseas y vómitos
- Dificultad para tragar
Aunque la gravedad de los síntomas varía, solo un pequeño porcentaje de personas con SII experimentarán síntomas graves. Debido a que el SII no se considera una enfermedad grave, no existen "síntomas de alarma" o señales de advertencia oficiales.
Afortunadamente, el SII no daña el tracto digestivo. Sin embargo, si experimenta síntomas del SII que interfieren con su calidad de vida, debe consultar a su médico.
¿Cómo se diagnostica el SII?
Para asegurarse de que no tenga ninguna otra enfermedad, su médico puede recomendar pruebas de laboratorio e imágenes que pueden incluir:
- Análisis de sangre
- Uroanálisis y urocultivo
- Cultivo de heces
- Prueba de sangre en heces (prueba de sangre oculta en heces)
- Endoscopia superior también llamada esofagogastroduodenoscopia
- Radiografías de abdomen
- Ultrasonido abdominal (sonograma)
- colonoscopia
- Prueba de aliento (puede diagnosticar un crecimiento excesivo de bacterias en los intestinos que, según algunas creencias, puede provocar SII)
El SII se diagnostica cuando ha tenido dolor abdominal y molestias al menos una vez a la semana durante los últimos tres meses y al menos dos de los siguientes factores son ciertos:
- Dolor y malestar con el paso de las heces
- Alteración de la frecuencia de las deposiciones
- Aspecto alterado de las heces
Según los últimos criterios actualizados, el diagnóstico clínico del SII se puede dividir en los siguientes cuatro subtipos:
- SII con estreñimiento (SII-E)
- SII con diarrea (SII-D)
- SII mixto en el que tiene estreñimiento y diarrea (SII-M)
- SII sin subtipificar
Los médicos clasifican con frecuencia el SII en uno de los cuatro tipos según la consistencia de las heces habituales. Estas distinciones son significativas porque influyen en los tipos de tratamiento que tienen más probabilidades de aliviar sus síntomas.
Los cuatro tipos de SII se describen a continuación:
- SII con estreñimiento (SII-E):
- Heces duras o grumosas al menos el 25 por ciento del tiempo
- Heces blandas o acuosas menos del 25 % de las veces
- SII con diarrea (SII-D):
- Heces blandas o acuosas al menos el 25 % de las veces
- Heces duras o grumosas menos del 25 por ciento del tiempo
- SII mixto (SII-M):
- Heces duras o grumosas al menos el 25 por ciento del tiempo
- Heces blandas o acuosas al menos el 25 % de las veces
- SII sin subtipificar (SII-U):
- Heces duras o grumosas menos del 25 por ciento del tiempo
- Heces blandas o acuosas menos del 25 % de las veces
Saber qué subtipo de SII tiene es importante para usted y su médico porque influirá en su tratamiento y recomendaciones dietéticas.
¿Qué es el SII?
El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno digestivo común. Solo involucra síntomas del colon y puede presentarse como diarrea o estreñimiento.
El SII es un trastorno digestivo que afecta el funcionamiento del intestino. Los nervios y los músculos del intestino son mucho más sensibles de lo normal en las personas con SII.
Se desconoce la causa exacta del SII; sin embargo, parece haber cinco factores externos en el trabajo, que incluyen:
- Contracciones musculares en el intestino:
- Las capas musculares recubren los intestinos que se contraen a medida que los alimentos pasan por el tracto digestivo.
- Las contracciones más fuertes de lo normal pueden causar gases, hinchazón y diarrea.
- Las contracciones intestinales débiles pueden causar heces duras y secas que provocan estreñimiento.
- Sistema nervioso:
- Cuando el abdomen se estira debido a gases o heces, la hipersensibilidad en los nervios digestivos puede hacer que las personas sientan más molestias de lo normal.
- Las señales mal coordinadas entre el cerebro y los intestinos pueden hacer que el cuerpo reaccione de forma exagerada a los cambios normales del proceso digestivo, lo que provoca dolor, diarrea o estreñimiento.
- Infección grave:
- El SII puede surgir debido a un ataque severo de diarrea causado por una bacteria o un virus.
- El SII puede estar relacionado con una sobreabundancia de bacterias en el tracto gastrointestinal superior.
- Cambios en los microbios intestinales:
- Los cambios en bacterias, hongos y virus que normalmente residen en los intestinos y desempeñan un papel importante en la salud pueden provocar SII.
- Según la investigación, los microbios en las personas con SII pueden diferir de los de las personas sanas.
- Estrés en la vida temprana:
- Las personas que han estado expuestas a eventos estresantes, especialmente cuando eran niños, tienen más probabilidades de desarrollar síntomas del SII.
Dos desencadenantes del SII incluyen:
- Comida:
- Las alergias o intolerancias alimentarias juegan un papel desconocido en el SII. El SII rara vez es causado por una verdadera alergia alimentaria.
- Sin embargo, muchas personas experimentan peores síntomas del SII cuando consumen ciertos alimentos o bebidas como trigo, productos lácteos, frutas cítricas, frijoles, repollo, leche y bebidas carbonatadas.
- Estrés:
- En momentos de mayor estrés, la mayoría de las personas con SII experimentan signos y síntomas graves o más frecuentes.
- Sin embargo, aunque el estrés puede agravar los síntomas, no siempre los provoca.
Cuatro factores de riesgo para el SII incluyen
- Edad: El SII es más común en personas menores de 50 años.
- Género femenino: Las mujeres son más propensas que los hombres a tener SII.
- Historia familiar: Las personas con antecedentes familiares de SII tienen más probabilidades de desarrollar la afección.
- Salud mental: Las personas con ansiedad, depresión u otros tipos de problemas de salud mental pueden tener un mayor riesgo de SII.
Según los estudios, el SII afecta del 10 al 15 por ciento de los adultos en los Estados Unidos. Sin embargo, solo alrededor del cinco al siete por ciento de los adultos en los Estados Unidos han sido diagnosticados con SII.
¿Cuáles son las opciones de tratamiento para el SII?
Actualmente no existe una cura para el síndrome del intestino irritable (SII) en la ciencia moderna.
La condición no es completamente tratable, pero con el estilo de vida y las opciones dietéticas adecuadas, una persona puede controlarla. Como resultado, uno debe ver a un médico lo antes posible para hacer los ajustes necesarios y mantener su calidad de vida.
Los tratamientos para el SII más efectivos que se han recomendado incluyen:
- Cambios en la dieta (para encontrar la dieta que funcione para su cuerpo siguiendo una dieta de eliminación de seis semanas)
- Cambios de estilo de vida
- Ciertos medicamentos
Cambios en la dieta y el estilo de vida
- Seguir una dieta baja en FODMAP:
- Según la investigación, seguir una dieta baja en FODMAP puede ayudar a tres de cada cuatro personas con SII a aliviar los síntomas, generalmente dentro de una a cuatro semanas, y los beneficios pueden durar mucho tiempo.
- Es mejor si puede consultar a un dietista que esté familiarizado con esta dieta para que lo ayude a realizar los cambios necesarios.
- Reducir el estrés:
- Los investigadores han descubierto que reducir el estrés puede ayudar a aliviar sus síntomas.
- Aumento de la actividad física:
- Existe evidencia de que aumentar la actividad física puede ayudar a reducir los síntomas del SII.
- Esto podría deberse a que ayuda en el paso de los alimentos digeridos a través del tracto digestivo, lo que reduce los gases y la hinchazón.
- Medicamentos:
- A veces se recetan medicamentos para ayudar a tratar los síntomas del SII, como:
- Laxantes para el alivio del estreñimiento
- Medicamentos antidiarreicos para aliviar la diarrea crónica
- Medicamentos antiespasmódicos para ayudar a aliviar el dolor y los calambres abdominales
- Medicamentos antidepresivos para ayudar con el dolor
- Terapia cognitivo-conductual (TCC):
- Debido a la conexión entre el cerebro y el intestino (el eje intestino-cerebro), la terapia de conversación, como la TCC, es beneficiosa en el manejo de los síntomas del SII.
El SII es impredecible. Puede pasar meses sin experimentar ningún síntoma antes de experimentar un brote repentino.
La condición puede ser dolorosa y debilitante, reducir su calidad de vida y afectar negativamente su estado emocional. Si experimenta síntomas de depresión o ansiedad que interfieren con su vida diaria, hable con su médico.
Debería poder vivir una vida normal, plena y activa con SII si recibe tratamiento médico y psicológico. El SII no representa una amenaza grave para su salud física y no aumenta su riesgo de cáncer u otras enfermedades intestinales.