El equipo de investigación examinó a 33 participantes adultos sanos en su estudio. Se estudió a un grupo de 22 voluntarios durante la temporada de influenza 2014-2015, y el segundo grupo con 11 voluntarios fue estudiado durante la temporada de influenza 2015-2016. El grupo de 22 voluntarios tenía una alta inmunidad preexistente a las cepas del virus de la influenza contenidas en la vacuna contra la influenza estacional 2014-2015. El grupo de 11 voluntarios tenía baja inmunidad a las cepas del virus de la vacuna contra la influenza estacional 2015-2016.
Todos los participantes del estudio recibieron una vacuna contra la influenza estacional. La mitad de los participantes de cada grupo también recibió un curso de cinco días de un régimen de antibióticos de amplio espectro (que consiste en neomicina, vancomicina, y metronidazol) por vía oral antes de recibir la vacuna. Al analizar muestras de heces y suero sanguíneo tomadas en diferentes momentos hasta un año después de la vacunación, los investigadores rastrearon la respuesta inmune de los participantes a las vacunas contra la influenza, así como la diversidad y abundancia de organismos en sus microbiomas intestinales.
Como se esperaba, la mayoría de los participantes que recibieron antibióticos experimentaron niveles reducidos de bacterias intestinales. Además, entre los participantes de 2015-2016 que tenían poca inmunidad previa a las cepas de la vacuna del virus de la influenza estacional, un curso de antibióticos obstaculizó sus respuestas inmunitarias a una de las tres cepas del virus de la influenza en la vacuna, un virus H1N1 A / específico de California. Esto probablemente indica que si estuvieran expuestos a este virus H1N1 después de la vacunación, estos participantes estarían menos protegidos contra la infección con esa cepa que las personas que no habían recibido antibióticos, según los autores. Este hallazgo respalda los resultados de investigaciones anteriores en ratones.
Los investigadores también encontraron que las personas que tomaron antibióticos experimentaron cambios en su sistema inmunológico que promovieron un estado proinflamatorio. similar a una condición observada en adultos mayores que han recibido vacunas contra la influenza. Los investigadores creen que este estado proinflamatorio está relacionado con el proceso por el cual el microbioma regula el metabolismo de los ácidos biliares, con menos microorganismos, este proceso se interrumpe. Los microbiomas de los humanos cambian naturalmente a medida que envejecen, y los investigadores sugieren que una mayor investigación sobre estas vías podría proporcionar información sobre por qué los adultos mayores responden de manera diferente a la vacunación contra la influenza y por qué tienen sistemas inmunológicos más débiles en general.