Los fenómenos generales por los que Se sigue la apendicitis aguda, por supuesto, no hay nada específico de esta enfermedad. Debe tomarlos en consideración sin embargo, puesto que caracterizan el peso del proceso.
Aunque la apendicitis aguda pasa a veces también sin temperatura subida, es necesario contar con todo eso la presencia regular para esta enfermedad. La temperatura es distinto en algunos casos de la apendicitis en dependencia, por un lado, de la reacción individual del enfermo, a otra — de los cambios patoanatómicos en el vástago.
Para la apendicitis aguda es característico más moderado, que alto, la temperatura , especialmente de su etapa inicial, mientras que el proceso inflamatorio se limita todavía a un brote. Ya que el proceso pasa a las telas que rodean, se hace periapendicitis, la temperatura comienza a subir y da las fluctuaciones grandes. Esta circunstancia puede tener algún valor diagnóstico aunque aquí las excepciones son frecuentes. Se sabe que la apendicitis gangrenosa pasa a menudo sin temperatura subida. A la edad senil a appenditsita, hasta seguido de la reacción por parte del peritoneo, la temperatura habitualmente más abajo de lo esperado. Los niños, al contrario, pueden tener una temperatura bastante alta ya la apendicitis catarral.
El estado del pulso a la apendicitis tiene la importancia como índice de la corriente del proceso inflamatorio. La conformidad entre la frecuencia del pulso y la altura de la temperatura se observa con mayor frecuencia. Su discrepancia, principalmente la aceleración del pulso en comparación con la temperatura (la decusación de la curva del pulso y la temperatura), indica el proceso que progresa rápidamente. Kan afirmó, ya que el fenómeno de retorno, la bradicardia, es característico para la apendicitis gangrenosa. Pero sabemos que la bradicardia a los niños, por ejemplo, no sirve todavía de mal presagio. Shin yr t c consideraban la baja de la presión arterial como el indicio que indica la corriente desfavorable de la apendicitis aguda. Sobre esto es posible decir que cada apendicitis que se acompaña de la caída aguda de la tensión arterial, el pulso frecuente, pequeño en seguida debe inspirar el temor a propósito de su toxicidad.
Aparentemente, la apendicitis aguda comienza con frecuencia la demora de la silla tantos pacientes apuntan a la recepción laxante. Si esto y así, en esta demora es poco probable algo característico para la enfermedad. En algunos casos se observa al mismo tiempo también la demora de los gases, e.d. surgen los fenómenos de la impracticabilidad intestinal, la pariente espesa, más raramente que lleno. Esta impracticabilidad depende, por lo visto, de la paresia del nudo del intestino ilíaco, adyacente al foco inflamatorio. La impracticabilidad intestinal puede surgir, sin embargo, no a principios de la enfermedad, y en un tiempo más tarde, en algunos días después de su comienzo. Tal impracticabilidad es la consecuencia o los excesos de los intestinos las comisuras formadas, o la peritonitis que se desarrolla.
Muy raramente la apendicitis aguda comienza de la diarrea, con todo eso, como es hecho por algunos autores, contar que la existencia excluye la apendicitis . Así, los niños tienen una diarrea más o menos cotidiana. Como veremos, la apendicitis en la porción pélvica de un brote va seguida a veces de ponosa con tenesmo. La diarrea puede desarrollarse no sólo a principios de la enfermedad, sino también en la corriente ulterior de la apendicitis aguda como expresión de la intoxicación aguda del enfermo. Se observa habitualmente a la apendicitis complicada por la peritonitis difusa [n. ¡la parálisis esplácnica!).
La micción a la apendicitis aguda no se perturba habitualmente, pero si el ataque se acompaña de una alta temperatura, puede hacerse más raro. Es necesario con atención seguir con todo eso la diuresia del enfermo. Se sabe que la apendicitis tóxica se acompaña a veces de la anuria casi completa. A la apendicitis complicada por la peritonitis difundida se separa la cantidad pequeña de la orina; si se nota la micción acelerada, debe suponer la apendicitis con pelviano o, más raramente, la posición ascendente del vástago.