Estudios anteriores vincularon la formación inicial de los MCP con varios factores ambientales, incluidas las diferencias en el microbioma intestinal, e inactivación de mutaciones en tres genes específicos conocidos colectivamente como el "complejo CCM". Si bien estos cambios son suficientes para provocar la formación de pequeñas malformaciones en el cerebro, no explicaron por qué algunos se expandieron repentinamente en tamaño, resultando en convulsiones o apoplejía.
Usando modelos genéticos de ratón de formación de CCM, los investigadores descubrieron que es el "golpe" adicional el que estimula el conocido gen causante de cáncer PIK3CA y conduce al rápido crecimiento de los CCM existentes. Cuando examinaron tejido CCM humano resecado, vieron que los mismos genes estaban involucrados, lo que apoya la idea de un mecanismo "similar al cáncer" para el crecimiento acelerado de las malformaciones de los vasos sanguíneos en el que los pequeños CCM inactivos se vuelven "malignos" después de que se produce una nueva mutación genética.
En el cáncer la mutación PIK3CA da como resultado un aumento en la señalización de PI3K-mTOR, que es un objetivo farmacológico bien establecido para el tratamiento de tumores. La rapamicina es un fármaco aprobado por la FDA que inhibe esa misma vía de señalización y se ha utilizado para tratar malformaciones en las venas y el sistema linfático. Aquí, la rapamicina redujo significativamente la formación de CCM en modelos genéticos de ratón, sugiriendo que podría usarse potencialmente como tratamiento.
El estudio fue dirigido por Mark L. Kahn, M.D. en la Escuela de Medicina Perelman, Universidad de Pennsylvania, Filadelfia. Su equipo continúa estudiando qué causa la formación y el crecimiento de CCM, y propone que se necesitan más análisis de las lesiones de CCM humanas y pruebas clínicas de rapamicina y fármacos similares para determinar si este mecanismo puede ser un objetivo para la terapia.