El reflujo ácido es una condición común que afecta aproximadamente al 20% de la población de manera regular. Ocurre cuando los ácidos en el estómago se mueven hacia el esófago, el conducto que mueve los alimentos desde la garganta hasta el estómago. Puede causar una serie de síntomas en diversos grados de gravedad. Afortunadamente, a menudo se puede prevenir y tratar con éxito.
En la parte inferior del esófago, un anillo de músculos, conocido como esfínter esofágico inferior (EEI), se abre para permitir que los alimentos entren al estómago. Por lo general, el EEI se cierra herméticamente después de que ha entrado la comida, lo que evita que el contenido del estómago y los ácidos regresen al esófago. Sin embargo, si tiene reflujo ácido, significa que el anillo no cierra lo suficientemente bien o puede abrirse con demasiada frecuencia, lo que permite que los ácidos estomacales y otros jugos digestivos regresen al esófago. Esto irrita y daña el revestimiento del esófago. Los síntomas del reflujo ácido pueden variar de persona a persona, pero a menudo incluyen:
Es posible que le diagnostiquen una afección llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) si experimenta síntomas de reflujo ácido más de dos veces por semana. La ERGE es un tipo crónico de reflujo ácido que, si no se trata, puede provocar complicaciones médicas graves, como esofagitis (inflamación del esófago), estenosis esofágica (estrechamiento del esófago), problemas respiratorios y esófago de Barrett.
Los músculos del esófago pueden debilitarse con la edad, lo que hace que los adultos mayores tengan un mayor riesgo de desarrollar reflujo ácido. Sin embargo, hay varios otros factores que pueden causarlo, que incluyen:
Tener sobrepeso u obesidad, particularmente si el exceso de peso se lleva alrededor del estómago, puede causar reflujo ácido. El peso también puede aumentar la presión sobre el abdomen, lo que puede hacer que el ácido regrese al esófago.
La nicotina hace que el LES se relaje, lo que puede permitir que el ácido tenga más oportunidades de viajar al esófago. Fumar también puede reducir la producción de saliva, lo que hace que el revestimiento del esófago sea más sensible a los ácidos del estómago. Fumar también puede empeorar los síntomas del reflujo.
Ciertos medicamentos pueden causar reflujo ácido, incluidos los suplementos de hierro, los medicamentos de venta libre (aspirina e ibuprofeno), los antibióticos y algunos medicamentos recetados para el asma, el enfisema, la presión arterial alta, la ansiedad y la osteoporosis.
Hay un aumento de la presión sobre el abdomen durante el embarazo, y algunas hormonas que se producen pueden relajar el EEI y los músculos del esófago, lo que puede hacer que los alimentos se muevan más lentamente y que el ácido regrese al esófago.
Una hernia de hiato es cuando una pequeña parte del estómago sobresale a través de una abertura en el diafragma (el músculo dentro de la pared torácica). No siempre causa síntomas, pero puede aumentar el riesgo de desarrollar ERGE y síntomas como acidez estomacal, dolor de pecho, dificultad para tragar y eructos.
Los malos hábitos alimenticios y algunos alimentos pueden empeorar los síntomas del reflujo, como comer demasiado o acostarse justo después de comer, lo que puede hacer que la comida regrese del estómago al esófago. Algunos alimentos pueden irritar el sistema digestivo y hacer que el estómago produzca un exceso de ácido, lo que también puede desencadenar síntomas de reflujo ácido. Estos incluyen:
Mantener un peso saludable puede ayudar a reducir el reflujo ácido, pero algunos ejercicios (como correr) o comer justo antes o después de un entrenamiento pueden desencadenar el reflujo ácido. Los ejercicios de alto impacto también pueden reducir el flujo de sangre al área gastrointestinal y causar una mayor cantidad de fluidos gástricos, lo que puede causar irritación. Tragar aire durante el ejercicio también puede relajar el LES, permitiendo que el ácido ingrese al esófago.
El reflujo ácido o ERGE se puede diagnosticar revisando su historial médico y sus síntomas. También se pueden recomendar pruebas, como una endoscopia GI superior, trago de bario, manometría esofágica, prueba de impedancia de pH o prueba de cápsula The Bravo™. Dependiendo de la gravedad de sus síntomas, su médico puede recomendar cambios en el estilo de vida, medicamentos o una combinación de tratamientos para brindarle alivio. En casos graves, se puede considerar la cirugía si otros tratamientos no tienen éxito.
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