Solo superado por nuestro cerebro, el hígado tiene más funciones que casi cualquier otro órgano de nuestro cuerpo. Una de esas más de 500 funciones es filtrar la sangre, lo que hace unas 15 veces por hora. Cuando el órgano interno más grande comienza a tener problemas, es fácil confundirse acerca de si una persona tiene enfermedad hepática o cirrosis. Ellos no son los mismos. La cirrosis es la cicatrización en etapa tardía del hígado como resultado de una de las más de 100 enfermedades del hígado. La enfermedad hepática es una de las condiciones que pueden conducir a la cirrosis.
Debido a que el hígado afecta una variedad de sistemas del cuerpo, existe una amplia gama de indicadores de que puede estar enfermo:
Hay varios grupos que tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del hígado. Si pertenece a uno o más de los siguientes grupos y tiene alguno de los síntomas enumerados anteriormente, comuníquese con nuestros gastroenterólogos para programar una cita para analizar su afección:
Debido a que nuestro hígado es capaz de repararse a sí mismo, es de vital importancia que la enfermedad se diagnostique temprano, antes de que se produzca un daño irreparable. Se pueden realizar una variedad de pruebas para determinar el tipo y la gravedad de la afección. También es importante conocer la causa de la enfermedad hepática, en caso de que se puedan tomar medidas para evitar daños mayores y fomentar la regeneración natural. Si la enfermedad hepática se detecta temprano y se trata adecuadamente, existe la posibilidad de que el hígado se recupere. Sin embargo, si se deja demasiado tiempo, el daño puede provocar tejido cicatricial, que a su vez puede provocar cirrosis, que generalmente no es reversible.
Comuníquese con el Dr. David Yamini para obtener más información o programar una consulta hoy.