Una prueba de ALT (alanina transaminasa) mide los niveles de ALT en la sangre para detectar daño hepático o trastornos hepáticos
Una prueba de ALT (alanina transaminasa) mide los niveles de ALT en la sangre para detectar daño hepático o trastornos hepáticos.
La ALT es una enzima producida principalmente por el hígado y utilizada por el cuerpo para convertir la alanina en piruvato, que finalmente produce trifosfato de adenosina. Desempeña un papel importante en el metabolismo, que es el proceso que convierte los alimentos en energía.
La ALT normalmente está presente dentro de las células del hígado y se libera en pequeñas cantidades según las necesidades del cuerpo. Sin embargo, cada vez que las células del hígado se lesionan o se inflaman, se pueden liberar grandes cantidades de ALT en el torrente sanguíneo. Por lo tanto, los niveles elevados de ALT en la sangre pueden ser indicativos de una disfunción hepática subyacente.
Por esta razón, los médicos a menudo prescriben un análisis de sangre de ALT para detectar y diagnosticar un trastorno hepático incluso antes de que aparezcan otras características clínicas de la enfermedad hepática. Las pruebas de ALT pueden ayudar a los médicos a planificar más pruebas y opciones de tratamiento si es necesario.
El hígado es un órgano muy importante que realiza funciones cruciales como:
Se puede realizar una prueba de ALT como parte de las pruebas de función hepática para la evaluación de rutina de la salud del hígado. Además, puede ordenarse para diagnosticar una enfermedad hepática subyacente. Los síntomas comunes de la enfermedad hepática incluyen:
Se puede realizar una prueba de ALT para personas con un alto riesgo de daño hepático. Algunos factores de riesgo de daño hepático incluyen:
El valor normal de ALT en sangre es de 7-55 unidades internacionales por litro (UI/L), aunque este rango varía según la edad y el sexo. En general, cualquier valor superior a 55 UI/L se considera un nivel elevado de ALT.
El alcoholismo o la lesión de las células del hígado pueden provocar un aumento moderado de los niveles de ALT. Sin embargo, enfermedades como la hepatitis, la cirrosis hepática o un tumor/cáncer en el hígado pueden provocar un aumento mucho mayor de los niveles de ALT en la sangre.
Una prueba de ALT es una buena prueba de detección de primera línea para evaluar el daño hepático y detectar si hay un problema. Sin embargo, no es un indicador confiable de cuánto daño, fibrosis o cicatrización hay en el hígado.
En casos como la hepatitis viral A, los niveles de ALT pueden aumentar al valor de 2000 y disminuir en aproximadamente un mes. Por lo tanto, es posible que las pruebas de ALT no brinden información sobre la gravedad de ciertas enfermedades hepáticas.